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Real Madrid - Bilbao Basket | Liga Endesa Jornada 9: Película de terror en el WiZink Center
Real Madrid - Bilbao Basket | Liga Endesa Jornada 9

Película de terror en el WiZink Center

El Surne recibe una paliza en la cancha del Madrid en una guerra que no era la suya y convierte la cita con el Obradoiro en una 'final' que tiene que ganar

robert basic

Domingo, 7 de noviembre 2021

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En 1997, Barry Sonnenfeld dirigió y estrenó 'Men in Black'. Tommy Lee Jones y Will Smith eran los protagonistas de una cómica cinta de ciencia ficción en la que hacían de agentes que eliminaban a alienígenas chungos y hostiles con los terrícolas. Cuando alguien presenciaba por casualidad alguna de sus acciones, con bichos imposibles y viscosos, usaban un aparato para borrar la memoria del traumatizado. Aquello nunca existió. Pues bien, es justo lo que debería hacer el Surne Bilbao Basket después de fenecer en los primeros compases de una película de terror rodada por el Real Madrid, el verdugo inmisericorde: olvidar que fue apalizado por un gigante y hacer como si nunca hubiera ocurrido. No hay nada para rescatar de la masacre en el WiZink Center, donde los hombres de negro encajaron su tercera derrota más abultada en su historial de duelos con los 'merengues'. Y lo peor no fue eso, sino que no pudieron competir.

Efectivamente, no era una cancha propicia para lamerse las heridas ni curar las penas. El Bilbao Basket sabía que llegaba a las faldas de un ochomil con ropa de playa, susceptible de sufrir la hipotermia en la primera ascensión, en el campo base, y cogió una neumonía nada más iniciar la escalada. Encontró una pared de hielo y se dejó los dientes en ella, superado por un rival inabarcable que jugaba a un baloncesto a años luz del suyo. Lógica aplastante, dictatorial, que sepultó a los vizcaínos en los primeros compases de un encuentro que fue un entrenamiento para los hombres de Pablo Laso.

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No hubo partido. Nunca. Ni siquiera con el 0-6 inicial firmado por Goudelock, Withey y Delgado podía pensarse en la viabilidad de un milagro, en su manifestación, incompatible con una realidad en la que el Madrid ejercía su tiranía. El conjunto 'merengue' respondió con un parcial de 18-3 cocinado por Yabusele, Hanga y Taylor y ahí se acabó el Bilbao Basket, incapaz de detener la avalancha blanca. Se jugaba a lo que querían los de Pablo Laso, que hicieron sangre pronto y cerraron el primer cuarto doblando a los bilbaínos en el marcador (30-15). Los de negro se suicidaban desde el triple y a los locales les entraban hasta las castañas, concientes además de su superioridad y sobre todo de la debilidad del bloque vizcaíno.

Nada cambió en el segundo cuarto, en el que la hemorragia se hizo océano. Poirier, Causeur, Abalde, Huertel y compañía facturaban como si no hubiera mañana, metiendo el dedo en una herida del tamaño del Gran Cañón. Solo Bigote asomó con seis puntos, una miga en una mesa ya limpiada por el Madrid. Todo el pescado estaba vendido y apenas quedaban espinas, clavadas en la garganta de los hombres de negro. Mumbrú pidió tiempo muerto con el 43-21. «¡Hacen lo que quieren!», bramó el catalán. Efectivamente, aquello no era un partido, era una sesión de tortura. Los blancos se marcharon 29 arriba (52-23), aunque los dos franceses vestidos de negro dejaron el boquete en menos 25 (54-29) antes de marcharse a los vestuarios. El Bilbao Basket lo hizo con un uno de 13 en triples.

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Sobró la segunda parte. Una nueva entrega de terror y tortura. Lejos de levantar el pie, el Madrid seguía haciendo daño a un Bilbao Basket sin intensidad, convicción ni capacidad de devolver los golpes. Con solo nueve jugadores –Rigo y Galán eran bajas y Reyes estaba renqueante en el banquillo–, los hombres de negro vieron a su rival perderse en el horizonte. Una mota. La máxima desventaja llegó a 36 (93-57 y 95-59), y solo Delgado picaba piedra para llevarse algo a la boca con 10 puntos y 13 rebotes. Goudelock hizo sus números (14) y Bigote se fue hasta los 10. Como nota explicativa, añadir que el equipo hizo tres de 20 en triples.

Conviene olvidar la paliza del WiZink Center porque el Surne libró una guerra que no era suya. Ahora llega el Obradoiro. Y esa sí es la batalla que hay que ganar.

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