Nueva victoria del Bizkaia. Ayer la víctima fue un Meridiano Alicante muy inferior ante la presión y el ritmo de los locales, que solo dio señales de vida cuando los de Katsikaris bajaron el régimen de revoluciones.
No hay comparación posible entre las plantillas de los dos conjuntos citados en la matinal de ayer en Miribilla. Por calidad y por cantidad los hombres de Katsikaris son muy superiores a los de Óscar Quintana, y cuando la diferencia es tan grande la intensidad marca el signo del partido. Cuando, como sucedió ayer en los primeros diez minutos, el equipo de más calidad es también el que mayores dosis de agresividad e intensidad defensiva pone sobre la cancha, las 'vergüenzas' del rival quedan al descubierto. Duro atrás, dominando el rebote en ambos aros y corriendo a la menor ocasión, el Bilbao Basket desbordó totalmente a un Alicante que se veía impotente ante la fulgurante salida de los locales. Con ese guión sobre la mesa y la ausencia de señales de vida de los visitantes, el choque llegó a estar casi resuelto en dos ocasiones, una en el segundo y otra en el tercer período, en las que el Bizkaia se adelantó por 18 puntos en el marcador. Pero el atasco ante la zona planteada por Quintana, los errores desde la línea de tiros libres y el incremento de agresividad de los visitantes descolocaron a un Bizkaia que finalmente tuvo que retomar su nivel de intensidad para llevarse la victoria con más sufrimiento del necesario.
El Bizkaia fue ayer claro dominador del rebote en ambos aros, sumando incluso más capturas en la canasta del Meridiano Alicante que el propio equipo visitante. La superioridad interior de los locales fue abrumadora y le sirvió para compensar las numerosas pérdidas de balón y, de nuevo, el escaso acierto en el tiro exterior en un choque con malos porcentajes de lanzamiento en todos los apartados. Aunque ayer, eso sí, el mal tino de los tiradores no tuvo tanta influencia por lo poco que se prodigó el conjunto de Katsikaris desde la línea de tres puntos.
Nuevamente el arbitraje fue ayer generador de los mayores sofocos entre el público del Bilbao Arena. En un partido de mucho contacto sin balón los colegiados no mantuvieron un criterio constante provocando las protestas de ambos banquillos. Eso sí, muchas veces esos mismos jugadores que tanto protestan son los peores enemigos del arbitraje por sus continuos gestos y simulaciones ante el más mínimo roce, o incluso sin contacto alguno. Por desgracia este tipo de acciones son cada día más comunes, ayer hubo varios ejemplos, y provocan que el espectáculo se resienta. Es muy difícil pitar una técnica a un jugador que 'escenifica' más de lo normal un ligero contacto, pero en algún momento habrá que empezar para intentar desterrar este tipo de conductas.
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