Lo tenían en la mano y lo dejaron escapar. Otro partido que se escurre entre los dedos en los momentos de la verdad, justo cuando había que apretar el puño y quedarse con una victoria que era oro molido. Remaron como galeotes para volver al mundo de los vivos y murieron en la orilla, donde llegaron exhaustos y desprovistos de la tranquilidad nec
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