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Bilbao Basket-Fuenlabrada | Liga Endesa Jornada 8

Una victoria que cura todos los males

Bilbao basket 109 - fuenlabrada 82 ·

El Bilbao Basket arrolla al Fuenlabrada y se regala un triunfo reparador después de cuatro derrotas consecutivas

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Domingo, 20 de noviembre 2022, 12:59

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Fallar no era una opción y el Bilbao Basket respondió con todas las garantías del mundo. Después de cuatro derrotas consecutivas en la ACB, con Europa como su único refugio victorioso, el Surne acudió a su cita con el compromiso para arrollar a un rival directo como el Fuenlabrada. Mostró su perfil más agresivo, ambicioso y acertado para conseguir un triunfo de vital importancia, de esos que curan todos los males y cicatrizan las heridas físicas y anímicas. Un baño de autoestima que llega en un momento perfecto, justo cuando toca desplegar las alas de nuevo y volar. Liderados por unos inmensos Hakanson, Kyser y Smith, por fin disfrazado de asesino silencioso, los vizcaínos no solo aplastaron a los madrileños sino que fabricaron un colchón comodísimo –27 arriba– para que el average particular quedara ya sentenciado.

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El partido contra el Fuenlabrada estaba marcado en rojo en la agenda de los hombres de negro. Tenía el perfil de un trampolín hacia las aguas tranquilas, calientes, donde tocaba volver a bañarse después de un inicio de ensueño y el posterior bache en forma de cuatro derrotas seguidas. Tras unos instantes iniciales de dudas, con un 0-4 encajado en un abrir y cerrar de ojos, el Bilbao Basket metió el turbo y empezó a viajar a velocidad de vértigo. Atrevido, comprometido en defensa, solidario en cada balón, el equipo cabalgaba a lomos de Rabaseda, Smith –por fin recuperó su mejor baloncesto– y un gran Kyser. Los madrileños eran una mota cada vez más pequeña en el retrovisor de los vizcaínos, que no levantaban el pie del acelerador. Con buenas vigilancias sobre Ristic y Novak, la estructura montada por los de Miribilla aguantaba el peso de un contrario que funcionaba por rachas y colgado de la muñeca y los kilos de Okouo. Un parcial de 14-3, que obligó a los visitantes a pedir un tiempo muerto, alimentó la confianza de los de Ponsarnau y le abrió el apetito. Doblaron en el marcador a los fuenlabreños (16-8), primero, y fueron más allá (18-8), después, para cerrar el primer cuarto diez arriba (24-14).

Un período en el que, por cierto, los árbitros solo pitaron una falta del Fuenlabrada. Todo cambió de forma radical en los minutos siguientes porque Emir Sulejmanovic desquició en el poste bajo a Eyenga, quien acabó expulsado por sus reiteradas protestas al trío colegial. Uno menos en la batalla por la vida. El Bilbao Basket seguía con el ritmo alto y agradeció la reaparición de Nikola Radicevic, por fin recuperado de su lesión en el tendón de Aquiles tras más de un mes entre algodones. El base serbio oxigenó la rotación y permitió que las piezas estuvieran en su sitio, con un Smith liberado de las tareas de dirección y centrado exclusivamente en el aro rival. Cuatro de cinco en triples y cinco de seis en tiros de dos fue su hoja de servicio, de nuevo reconocible en el espejo con 22 puntos. También Ludde Hakanson se sumó a la fiesta (22) y junto con un inmenso Kyser disparó a los hombres de negro. Llegaron a ponerse 17 arriba (45-28) y se marcharon a los vestuarios con un más 14 (47-33). Todo funcionaba como hace un par de meses, con una defensa intensa y acierto en el ataque. Tocaba rematar la faena en la reanudación.

Quien más quien menos esperaba una reacción del Fuenlabrada, un paso adelante aderezados con riesgos, y los madrileños picaron piedra con Ristic y un más activo Senglin. Pero se toparon con una roca de granito, impenetrable este domingo, que soportaba todos los golpes sin pestañear. Los visitantes tuvieron un ataque para ponerse por debajo de los diez, pero fallaron y luego acabaron arrollados por la tropa que viste de negro. Liderados por Hakanson y Smith, dos muñecas calientes y calibradas al milímetro, los bilbaínos se fueron dejando la tarjeta de visita en el buzón fuenlabreño. La diferencia crecía como la espuma y no había manera de pinchar todas las pompas que soltaba un feliz Surne. Un triple de Smith puso 18 arriba a los locales (63-45) y el margen creció hasta más 24 (75-51). El trabajo estaba hecho, tocaba pensar en el average en el cuarto final.

Miribilla vivía feliz, encantada con la versión mejorada de sus jugadores. Por fin al completo, el Bilbao Basket se comportó como lo que es: un equipo. Fue agresivo, con hambre, duro en defensa y acertado de cara al aro rival, centrado en el partido y vacunado contra las distracciones. Era un placer verles competir con brío, ganas y ese brillo en la mirada propio de un niño travieso que sabe que tiene entre manos un juguete roto. Partió por la mitad a los fuenlabreños, metió más de cien puntos por primera vez en lo que va de liga –ganó de 27– y entregó a Miribilla una victoria balsámica que le coloca con un 4-4 en la tabla. Una mañana divertida y productiva en la oficina.

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