Borrar
Bilbao Basket-Darussafaka | Champions League: directo y crónica.
Bilbao Basket-Darussafaka | Champions League

El Surne triunfa en un duelo callejero

fase de ganadores ·

El Bilbao Basket se quita el traje y se pone camiseta y vaqueros rotos para ganar la pelea al Darüssafaka y abrir el Top-16 con una valiosa victoria

ROBERT BASIC

Miércoles, 25 de enero 2023

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Mientras jugaba un baloncesto académico y aseado, ajustado a las reglas ACB y vestido con traje y corbata, el Bilbao Basket sufrió ante un Darüssafaka que al principio supo interpretar mejor el incomprensible criterio arbitral para gobernar el caos en Miribilla. Tardaron un poco los hombres de negro en darse cuenta de que había que adecuarse al escenario callejero, quitarse la ropa de gala y ponerse una camiseta y zapatillas rotas. Cuando lo hicieron y aceptaron las reglas de barrio inclinaron el encuentro a su favor y se llevaron una valiosa victoria en el estreno de la fase de grupos de los octavos de final de la Champions. Con una exhibición coral, en la que destacaron Smith, Hakanson, Rabaseda, Kyser, Sulejmanovic y Withey, los vizcaínos supieron mutar en una tropa que peleó el barro para sobrevivir.

Al Bilbao Basket le motivaba la visita del Darüssafaka. Empezar el Top-16 en casa y ante un rival parejo en cuanto a virtudes y potencial invitaba a poner dinamita en las ruedas de los turcos. Los hombres de negro comenzaron con los trabajos de minado desde el salto inicial con un 5-0 firmado por Rabaseda y Hakanson. Los otomanos replicaron por medio de Olaseni y Starks, sus dos jugadores franquicia y que concentran buena parte del baloncesto de los de Estambul. Fluían los vizcaínos, pero sin coger la velocidad de crucero. Withey y Smith facturaban y Sulejmanovic picaba piedra en las catacumbas, donde bajan solo los estajanovistas. Un triple de la 'mano invisible' dio la máxima ventaja a los locales (16-8) tras un parcial de 7-0, pero los visitantes cosieron la brecha hasta reducir la desventaja y cerrar el primer período cuatro abajo (18-14).

Iba todo más o menos bien, con la excepción de un trío arbitral –un polaco, un italiano y un francés– que tomaba decisiones rocambolescas. No veía faltas por ningún sitio, aunque el hachazo se oyera hasta Estambul. El público llegó a gritar «MVP» a uno de ellos tras señalar una personal. Nadie lo entendía, ni los jugadores ni la afición, ajenos a un criterio alejado a años luz del que impera en la ACB. De ahí que el Surne avanzara entre molesto y despistado por el partido, con el ceño fruncido cada vez que se cruzaba con alguno de los 'hombres de azul', una circunstancia que aprovecharon los turcos para firmar un 0-9 y colocarse por primera vez por delante tras un triple de McCullough (22-25). El americano había tomado el relevo a Olaseni y destacaba en el apartado anotador con 10 puntos, acompañado luego por un muy efectivo Osmani (19).

El Bilbao Basket dejó de jugar un baloncesto alegre y asociativo, de pizarra, lastrado por las pérdidas. Hasta 12 balones regalaron los de Ponsarnau en la primera parte –acabaron con 20– por solo tres del Darüssafaka. Daba la sensación de que los turcos se manejaban mejor en el desorden, cómodos en el caos, por lo que llegaron a marcharse cinco arriba poco antes del descanso (29-34). Otra serie de 0-7 castigó a los hombres de negro, que no terminaban de encontrar una salida académica al basket de barrio en el que se había convertido el encuentro. Rabaseda cortó el parcial con un triple y un par de tiros libres de Sulejmanovic dejaron a los vizcaínos a dos de los visitantes antes de marcharse a los vestuarios (34-36). Tocaba ajustarse a los cánones incomprensibles del arbitraje y pelear.

Y lo hicieron los bilbaínos. Se quitaron el traje y se pusieron una camiseta rota y zapatillas gastadas por el asfalto. Así se juega en la calle, sin reglas. Apretaron en defensa, metieron manos y arriba ajustaron la puntería. Smith descargaba veneno, Withey trabajaba en las alturas, al igual que Kyser, y Sulejmanovic sacaba petróleo de donde solo había roca. Los hombres de negro pisaron el acelerador y fabricaron su máxima ventaja mediado el tercer cuarto (57-47), una brecha que templaba los nervios y pedía convertirse en el punto de no retorno para cumplir la misión.

Miribilla subió la temperatura y los hombres de negro empezaron a desatarse. Una canasta de Rabaseda significó ponerse 13 arriba y un triple de Hakanson cuando intentaron volver los turcos supuso el despegue. Lástima que Andersson fallara los últimos dos tiros libres porque el 'average' lo carga el diablo. Eso sí, los bilbaínos salieron victoriosos de un duelo callejero.

Este contenido es exclusivo para suscriptores
Volver al inicio
Actualización disponible

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios