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Lunes, 31 de octubre 2022, 08:49
«Vamos a ver posible acto de violencia», dijo a la mesa el árbitro principal, Daniel Hierrezuelo, cuando se habían jugado poco menos de tres minutos del último cuarto con el partido muy igualado (61-64). Unos segundos antes se había producido una riña entre Michale Kyser y Markus Howard, que encendió la mecha del derbi y, curiosamente, significó que la cabeza de los hombres de negro se marchara del partido.
Fue en ese momento del último cuarto cuando el de Texas colocó un soberano tapón al base del Baskonia, que llevaba cero puntos y así terminó también. Howard, tras su caída al suelo, le puso una zapatilla a Kyser en sus partes. Aguantó demasiado tiempo ahí y esto no le gustó nada al jugador del Surne Bilbao Basket. Así que cuando Howard se levantó los dos estadounidenses se encararon. Kyser se equivocó al soltar su mano para alcanzar el rostro de su contrario. Se pudo liar y, afortunadamente, no pasó a mayores.
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El juego estaba en el otro lado de la cancha cuando los banquillos se percataron de la acción. Entonces a muchos les vino a la cabeza aquella pelea de hace siete años en otro derbi entre el serbio Dejan Todorovic y el georgiano Tornike Shengelia, cuando se montó una buena y ambos fueron después suspendidos. Como consecuencia de aquella tangana, los árbitros descalificaron a Shengelia y obligaron a todos los miembros de los banquillos, a excepción de los entrenadores, a abandonar la cancha de juego.
La furia de ayer no fue tanta, ni tampoco las secuelas de la bronca. Kurucs y Raieste sí aparecieron por la zona de conflicto y rápidamente fueron sacados de ahí por Joan Peñarroya, que evitó que se montara la marimorena en una actitud pacificadora. También sabía que sus pupilos, a los que recriminó su proceder, iban a ser castigados.
Los árbitros, tras deliberar durante minutos y repasar las imágenes de la pelotera entre los americanos, decidieron sancionar con antideportiva a Kyser y a Howard y descalificaron a los dos jugadores del Baskonia que abandonaron su banquillo y que quisieron intervenir. Desde ese momento, con el partido parado bastante tiempo, el Baskonia estuvo mejor y decidió el derbi.
De poco sirvió ya que, cuando el Surne Bilbao Basket atravesaba por uno de los momentos más delicados, apareciera la figura de Rabaseda. Al volver del descanso, el Baskonia enfilaba el que podía ser el camino del triunfo y el catalán lo impidió. Acabó con 14 puntos y destapó su genio en el tercer cuarto, cuando el equipo vitoriano cogía unas ventajas peligrosas. Hizo de guía para marcar a sus compañeros cómo se podía competir en el derbi y poder llegar al último cuarto con opciones. Y así fue hasta la trifulca entre Kyser y Howard, una acción que quedó en anécdota por la deportividad del resto de contendientes. Desde ese mismo instante, el Baskonia jugó con más tablas.
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