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Barça-Bilbao Basket | Liga Endesa Jornada 17

Una derrota que engrandece

Barcelona 88 - Bilbao basket 78 ·

El Bilbao Basket pasa de vivir un infierno a discutir la victoria a un Barcelona que acabó tiritando de frío ante el empuje de los vizcaínos

robert basic

Domingo, 22 de enero 2023, 12:19

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El Bilbao Basket pasó del estado líquido al sólido, de vivir un auténtico infierno a convertirse en una pesadilla para un Barcelona que se vio ganador antes del tiempo. No era de extrañar porque los blaugrana llegaron a verse 22 arriba, pero su ventaja la derritió el Surne con el calor de su corazón. Era lo único en lo que superaba a un rival inabarcable, infinito, y es lo que le hará cumplir todos sus objetivos. Los hombres de negro llegaron a ponerse a cuatro en los instantes finales de un partido que amenazaba desastre y que terminó disparando las alarmas en el Palau, que por un momento enmudeció. Los vizcaínos desafiaron la lógica y se quedaron sin completar la hazaña porque se quedaron vacíos, exhaustos. Han cerrado este domingo una primera vuelta magnífica, con ocho triunfos y lejos de la Copa, pero más cerca de la permanencia. Porque un equipo que juega con las pinturas de guerra y el corazón nunca puede perder la categoría.

En un Palau casi lleno, el Bilbao Basket puso la mano en la mesa y le ofreció un pulso al Barcelona. Sabía que el equilibrio de fuerzas no existía, concentrado en el brazo del gigante blaugrana, pero quiso probarse ante una pared. Al principio era un Surne-Mirotic, porque los nueve primeros puntos de los culés fueron del montenegrino, y luego le tomó el relevo Laprovittola, quien metía desde las Malvinas –comenzó con un cinco de cinco en triples e hizo 17 puntos en 13 minutos–. Llovía plomo bajo el techo barcelonista y el paraguas de los hombres de negro protegía poco, incapaz de sostener el peso de la artillería local. El rebote era de los de Jasikevicius, que defendían como si estuvieran en una Final Four, y arriba no perdonaban. Los vizcaínos iban con la respiración asistida pero no renunciaban al ochomil.

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Ponsarnau buscaba soluciones vía rotaciones, hasta puso a Ubal de dos y llegó a estar con tres pequeños en la pista como Francis Alonso, Smith y Radicevic –bien el serbio en su regreso–, pero el equipo no encontraba respuestas ante una impenetrable defensa del Barcelona. Del 18-11 con el que se cerró el primer cuarto se pasó a un 30-13 y la desventaja llegó a ser de 20 mediado el segundo período (35-15), hasta que apareció la mano invisible de Kentucky con dos triples seguidos. Los bilbaínos buscaban algo a lo que agarrarse, un sustento vital, aunque era complicado mantenerse de pie cuando eran arrollados por un autobús. El Surne se marchó al descanso 18 abajo con un 3 de 14 en tiros de dos (21,4%), un buen 6 de 10 en triples y un 24 de valoración por un 64 del Barça.

La realidad era la que era, en la que el Surne trataba de hacer su baloncesto ante un rival que multiplica por 12 su presupuesto. Solo Mirotic cobra tres veces más que la plantilla bilbaína. Aún así, los muchachos de Ponsarnau dieron la cara por muy desfigurada que la tuvieran por los golpes recibidos de un peso pesado. Tras el paso por los vestuarios, los hombres de negro tragaron una mezcla de bilis y sangre y siguieron compitiendo. Nnaji –ojo a este prodigio físico– abrió la reanudación con cuatro puntos y puso la máxima (51-29), pero afloró el ADN guerrero de los vizcaínos. Firmaron un parcial de 0-11 para acercarse a 11 (51-40) e incluso dispusieron de dos ataques para seguir cosiendo la brecha, pero les pesaron las pérdidas.

Después de Mirotic y Laprovittola, Nnaji pegó con el mazo. Hizo 12 de los 16 puntos del Barca en el tercer cuarto, con varios dos más uno incluidos. Pero el Bilbao Basket decidió vivir, pelear por respirar, por seguir aguantando al gigante y amenazarle en su guarida. Después de verse 17 abajo (63-46), los de Ponsarnau fabricaron un 0-9 y llegaron al cuarto final solo ocho abajo (63-55). Un milagro bañado en sudor y compromiso. Hasta se colocaron a cinco con un triplazo de Reyes. Las alarmas retumbaban entre las paredes del Palau, que no se creía lo que veía. Sudores fríos. Aparecieron Jokubaitis y Abrines para secarlos, aunque les costó.

Kyser saltó al primer plano con dos mates, también Rabaseda, con un Smith machacón –terminó con 16 puntos– y un Hakanson por fin suelto. Una canasta de Sulejmanovic, primero, y del sueco, después, pusieron a los vizcaínos a cuatro a falta de 1'42 para el final (82-78). Ahí se quedó clavado el Surne, vacío de tanto remar. Murió en la orilla con la cabeza alta porque hay derrotas que engrandecen al pequeño.

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