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Así se persiguen los sueños

Así se persiguen los sueños

El RETAbet da una lección de trabajo colectivo, gana al Andorra, le recupera el average y sigue vivo

josé manuel cortizas

Domingo, 30 de abril 2017, 10:21

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Fue sentir el aliento en la nuca y reaccionar. Ante un todo o nada de consecuencias imprevisibles, surge el equipo, el bloque, la lectura coral del juego, interpretación sin abanderados, aunque los roles pesen como es lógico. Sin malas caras por entender que uno debe tener mayor protagonismo, con una tendencia mucho más solidaria sobre el parqué. En ambos campos, por fin. Nunca es tarde para contestar, para cerciorarse de las virtudes de entender este negocio comolo que es, un asunto colectivo. El quinteto inicial culminando la escalada con dobles dígitos en numeración, más un sexto hombre de propina. El sueño persiste. Hay vida.

Para complicar la matinal, Tobias Borg aparecía vestido de calle mientras sus compañeros calentaban. Una extraña, léase inusual, rotura de fibras en el músculo tibial, en los recovecos de la espinilla, que dejaba al sueco parado por primera vez en el curso después de no haberse perdido ni una sola sesión de entrenamiento desde que llegó en agosto. Le tocaba a Carles Duran activar una respuesta con la segunda baja en el puesto de escolta. Y convenció a sus hombres de que todos son doses, treses, cuatros... salvo los bases y pívots (Tabu llegó a actuar como acompañante de Salgado en momentos puntuales que aliviaron al grupo). Hay que hacer todo, lo que sea. Una máxima grabada a fuego en la mente de los hombres de negro.

Un rival, el MoraBanc Andorra, que lucía músculo y altura como tratando de amedrentar a los anfitriones. No lo consiguieron. El enrejado al que sometieron desde el inicio al gigante Shermadini hablaba de decisión, valentía, complicidad. En ataque se buscaba un pase más para dejarle sin movilidad a la hora de imponer su intimidación. Atrás tocaba ayudar al compañero, contener el aire y asumir que el contacto dolería. No venía mal dejar algún recado, como una falta dura de Mumbrú recordando que los aros en Miribilla pueden costar un riñón. Y Eric y Buva siguieron la estela y compartieron una docena de puntos que supieron a caviar. El capitán, además, no tardó en confirmar que era un hecho que su sequía anotadora quedaba en el olvido. Atinó con sus dos primeros tiros (un alley-oop cerrado con bandeja a tabla y una maniobra desde el poste bajo) y sirvió tres asistencias favorecido por el juego sin balón que interpretan los suyos cuando el rival va en manada en busca del alero barcelonés.

Triples esquivos

Ventajas testimoniales, con Mendia convertido en la rotación de Hervelle en detrimento del inactivo Nikolic. A estas alturas no se puede esperar a nadie y el bilbaíno al menos mantiene el nivel, la intensidad, cumple las órdenes cuando le animan a ser carcelero. Un triple de Navarro sobre la bocina templó los ánimos en un cuarto que se movió entre los cinco puntos de margen (19-14) y los dos de demora (21-23).

Con Salgado y Llorente arrancando el segundo acto, los triples esquivos hasta entonces sirvieron para neutralizar el primer conato de escapada andorrana. Buva y Lapornik pusieron la marca desde la línea mágica, mientras el base de Santutxu necesitó resetearse tras una pérdida y dobles para serenarse y darle al equipo lo mucho que de él necesitaba en esta ocasión. Pero los del Principado entendieron que podían encontrar espacio para clavar sus dardos paralizantes. Subieron el nivel defensivo y el RETAbet lo acusó. Mucho. Sólo una canasta de dos, dos asistencias y cinco pérdidas en el tramo validaban la complejidad de acercarse al aro.

Pesaba en el imaginario local tanto la necesidad de ganar como hacerlo por al menos cinco puntos para recuperar el average. Cuando el Andorra se iba a siete (28-35) la suma elevaba a la docena el margen necesario y esa idea lastraba aún más. Había otros detalles que equilibraban la situación y se postulaban como vitales a corto plazo, en la reanudación. Pese a ser superado en el aspecto físico puesto por puesto, la voluntad llevaba a los hombres de negro a dominar el rebote, guiados por titánico Hervelle, que se fue al vestuario ya con ocho capturas.

El belga fue la pieza clave, la que permitió engranar al resto y dio sentido al arte de competir. El Bilbao Basket volvió del descanso decidido, convencido de seguir esa secuencia defensiva y ampliar su capacidad de daño en ataque. Un triple del león belga devolvió a los de Duran al mando (41-39) y ya no volvieron a ceder el control del luminoso. Otra muesca de tres de Todorovic devolvió el average (46-39). Verlo reflejado en los marcadores convenció a la tropa. Y a un público de nuevo sorprendente. Más de 8.700 espectadores un domingo de puente festivo. Esto sólo pasa aquí, afortunadamente.

Despegue decisivo

Currando como destajistas, como una cuadrilla que factura por horas y tiene todas la necesidades del mundo que cubrir,los hombres de negro crecieron. Eran ellos ahora los fuertes,los más poderosos. El MoraBanc se quedó anclado en dos puntos en seis minutos, aunque reaccionó encontrando lecturas sencillas en la continuación con Antetokounmpo y Stevic. Tres arriba en la entrada en la recta final.

De nuevo elección de Duran que reforzó al grupo. Salgado y Tabu juntos, un imán para los andorranos que les perturbó en la marca y sacó el máximo provecho del base belga con ocho puntos fundamentales. Pero faltaba el despegue decisivo. Abría gas, máxima potencia el RETAbet pero sólo lograba alzar el morro, no volar. Cuatro minutos finales, 66-63. Era entonces o nunca. Quinteto inicial en pista. Ni uno se quedó sin anotar, todos mordieron atrás. Mate de Eric, Tabu encesta tras asistencia de Mumbrú, triple de Hervelle, otro de Tabu contestando una canasta de Jelinek. Equipo. Sólo así fraguan los sueños, las esperanzas. Es muy difícil, pero aún posible.

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