El Bilbao Basket invoca el efecto Miribilla para sentirse grande

Que se trata de una cita especial no se puede ni debe negar. Es un plato con ración extra, generosa, de salsa. Llega el Laboral Kutxa como superviviente de su conato de descenso a los infiernos. Lo hace con sus heridas muy cicatrizadas, sangre nueva en su sistema circulatorio, rearmado al romper su maleficio viajero, sobre todo en Euroliga, competición que ha logrado mantener abierta a sus opciones e seguir adelante más allá del Top-16. Ibon Navarro y su tropa, con un reducido séquito de 250 seguidores que consumieron el envío de entradas solicitado, más los que hayan acudido directamente a la venta por internet. Minoría, en cualquier caso, que testará el crecimiento, madurez y contundencia ambiental de una marea negra en la que el Bilbao Basket confía como el sexto hombre que es.

Es un pulso con los play-off en juego. Seguirá ascendiendo el Baskonia y no quiere visitas inoportunas la franquicia de Miribilla. Cuatro victorias de margen a falta de trece jornadas de la fase regular. Cinco si hoy se queda el botín en el Bilbao Arena. Sirve el Baskonia actual como línea que marca la criba, aún lejana, pero con capacidad para la movilidad. En su debe, la dificultad que ha tenido para ganar lejos del Buesa en la Liga Endesa. Sólo lo ha conseguido en el Nou Congost de Manresa. Datos antagónicos a los presentados en su tarjeta por los de Sito Alonso, con un solitario traspié como locales frente al CAI. Una gran defensa, la anfitriona, frente a un ataque cuando huele sangre muta, pero hasta la fecha sólo lo ha hecho en su feudo en la competición doméstica.

Todo dispuesto para que el Bilbao Basket, si le salen los planes, siga sintiéndose grande.